Durante décadas atrás, en el siglo XIX, una misteriosa figura conocida como El Hombre del Cuero, caminó por una ruta de 34 días y 365 millas por Nueva Inglaterra.
A lo largo del camino, visitó 40 ciudades diferentes, se detuvo en los mismos hogares por no más de 5 o 10 minutos a la vez, y pasó sus noches en cuevas y huecos naturales. Hablaba poco o nada de inglés; según los que lo conocían, no hablaba mucho de nada.
Nadie sabía su nombre, aunque se decía que su ruta era tan regular, la gente podía decir la hora de su aparición en la ciudad. Algunas escuelas recompensaban a algunos de sus alumnos con un tiempo libre en el Día de El Hombre de Cuero, para salir a su encuentro y entregarle alimento que habían recolectado.
Las fotos de El Hombre de Cuero muestran a un hombre desgastado y cansado, siempre vestido de pies a cabeza en cuero (lo cual es de esperar cuando tu mamá te nombra a El Hombre de Cuero). Nunca fue visto sin el traje de 60 libras (sí, 60 libras), incluso durante los días más calurosos de verano. Caminó su ruta por alrededor de 30 años, hasta que murió en 1889.
Para entonces, se estimó que había cubierto alrededor de 100.000 millas y se reunió con un sinnúmero de personas, pero nunca le dijo a nadie nada acerca de sí mismo.
Según la leyenda, la identidad real de El Hombre de Cuero era Jules Bourglay, quien fuera una vez un buen comerciante francés. Después de su ruina financiera de su familia y la desintegración de su relación, huyó a Nueva Inglaterra donde caminó y caminó y caminó.
Es una gran historia que también ha sido absolutamente desacreditado, los intentos de descubrir más sobre él después de su muerte han sido fallidos. En el 2011, se propuso exhumarlo con el doble propósito de enterrarlo en un cementerio apropiado, y tomar algo de ADN con la esperanza de obtener algunas pistas sobre quién era realmente. Los exhumadores se encontraron con un pequeño y espeluznante obstáculo, se dieron con la sorpresa que su tumba estaba vacía.